Compartiendo Lecturas: Los Ojos Verdes, por Wendy García

         Es un relato del poeta y narrador español Gustavo Adolfo Bécquer, publicado en 1861, incluido en su libro Rimas y Leyendas (1871). 

         La historia comienza con una cacería en la Sierra del Moncayo, en la región de Soria, donde Iñigo, montero mayor de los marqueses de Almenar, dirige la persecusión de un ciervo herido por su señor: Fernando de Argensola; pero la presa logra escapar internándose en la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. Fernando, enfurecido por la pérdida de su presa, insta a los hombres a seguir, pero Iñigo le explica las circunstancias; sin embargo, éste no tiene reparos en entrar solo al área del lago.

         Pasado el tiempo, Iñigo, preocupado por el cambio en el semblante de su señor, le dice que sabe sobre sus idas y venidas a la fuente. Entonces, Fernando le habla de una misteriosa y bella mujer, cuyos ojos vio en el fondo del lago; está enamorado de ella, pero no sabe quién es. Iñigo dice que los ojos son verdes, lo sabe porque sus padres le hablaron del demonio y le previnieron sobre él, y le pide que no vuelva a buscarla; pero Fernando, prendado de la hermosa mujer, no puede prometer nada.

         Fernando regresa en busca de la dama y ruega por respuestas; asegura amarla por encima de todas las cosas, por lo que ella pregunta si la amaría aunque fuese un demonio. Él, aunque titubeante, no puede resistirse a sus ojos fosfóricos y dice que la amaría más allá de la vida. En ese momento, ella dice amarlo más aún, ya que siendo un espíritu puro desciende hasta él que es un mortal.

Fernando es atraído por una fuerza desconocida, mientras ella le habla de la felicidad que encontrará a su lado, viviendo juntos en el fondo del lago. Sus ojos brillan en la oscuridad como fuegos fatuos y lo llama desde el borde del abismo, ofreciéndole un beso. En el último instante, Fernando siente una sensación fría al besar ella sus labios, pierde pie y cae al agua con un rumor lúgubre, sin volver ya más a la superficie.

         Las breves narraciones de Bécquer se destacan por su lirismo y su escueta sobriedad. Sus leyendas han sido adaptadas a la pintura, el cine, el teatro y la animación.

         Una lectura muy recomendable.

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