Compartiendo lecturas: La Plaga de los Muertos Vivientes, por Wendy García

Es un relato de ciencia ficción del zoólogo, explorador, inventor, ilustrador y literato estadounidense A. Hyatt Verrill, publicado en 1927, en la revista Amazing Stories.

Cuando el biólogo Gordon Farnham anuncia que ha descubierto la forma de prolongar la vida de forma indefinida, es duramente malinterpretado, pues lo que él había dicho era que sus experimentos en animales inferiores le habían dado la clave para prolongar la vida con ciertas limitaciones; si el tratamiento funcionaba en humanos, su vida podría extenderse lo suficiente como para satisfacer la idea de inmortalidad de la mayoría de la gente. Ya había sometido a tres ancianos a su inofensivo tratamiento y esperaba probar su eficacia; pero las críticas lo llevan a exiliarse, con sus sujetos de prueba, en la isla caribeña de Abilone.

Farnham logra que los ancianos se fortalezcan, pero no que rejuvenezcan, así que continúa sus experimentos, suponiendo que el cuerpo es una máquina y mantenerla equivale a recambiar sus unidades desgastadas, además de una inteligencia impulsora para que funcione, y sigue sus descubrimientos siempre de forma racional y completamente científica.

Un día inyecta una mezcla nueva del suero a una cobaya conservada en formol y ésta sale corriendo como si nunca hubiese muerto. Al descubrir la inmortalidad en sus animales, inyecta también a los ancianos. Pero sigue habiendo limitaciones, por lo que necesita probar en cadáveres humanos.

Entonces, una erupción volcánica sacude Abilone, su laboratorio se destruye y él queda con una pequeña dosis de suero en la mano. Sin embargo, es su oportunidad de probarlo, y va por el pueblo inyectando a los muertos que considera merecen revivir. Alcanza a inyectar a cientos de personas antes de percatarse que éstas se levantan con un salvajismo inconmensurable, atacando a todo el que se interponga en su camino.

Los muertos revividos son zombies, carentes de inteligencia, que actúan por instinto, sin personalidad, sin alma e inmortales. Cada vez que se les despedaza, sus partes y/o las de otros zombies se unen en asquerosas, ilógicas  e incontenibles formas de vida que matan sin cesar.

No obstante, es imposible advertir al resto del mundo, por lo que se dice que hay una enfermedad contagiosa desconocida en Abilone y se decreta una rígida cuarentena. Ya que es su responsabiliad, Farnham debe encontrar una forma de extinguir a los zombies.

Una lectura racional muy recomendable.

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